Ésto lo escribo para ti, persona que aún no conozco.
Te dedico esta bella y brillante parte de mi insomnio.
Interpreta la metáfora como gustes.
Desconocido, debes tener muy en claro que no eres cualquier persona.
Estás ahí, sentado, pensando en ella probablemente.
Tal vez en estos mismos momentos ni siquiera estés pensando en mí.
Porque, es obvio e infantil, pero aún no nos conocemos.
Desconocido, algún día serás el motivo de mis sonrisas.
Por ahora, sólo eres el motivo de este insomnio.
No te sientas tan halagado, acostumbro a desvelarme para escribir.
Éstos versos no están vacíos, están llenos de ti.
Repletos de cajones y retratos que el futuro llenará.
Inundados de hojas en blanco con miedo por ser escritas.
Y, algún día, éste poema tendrá sentido.
Y, quizá, seas tú.
