Thursday, July 13, 2017

La historia

 I
Aquí siempre te encuentro.
Junto a la luna, ya muy noche y rasgado en el café.
“¿Aquí siempre has estado?” – Me pregunto.
El silencio me responde.
Aquí siempre he querido encontrarte.
Confieso
dulcemente
a pedazos,
que tu sombra no me sigue.
Y aunque quisiera,
la distancia evita el encuentro.
Desastre.
La luna,
otra vez.
Hacen falta las palabras.
Las historias ya están.

II
“Sí”. – Respondes.
¡Maravilla!
Tu voz.
De nuevo.
Aquí siempre hemos estado.
Tal vez, quizás.
La duda.
Mucho por decir,
poco tiempo.
Como siempre
los recuerdos
como balas
apuntan hacia ti.
Las pausas
las hago
a propósito.

III
“Mañana te olvido”. – Me dije.
Mentira.
Esperanza rota.
Insomnio brutal.
Palabras repetidas.
Sentido diferente.
Dos almas juraron /para siempre/
sin saber que el tiempo
no es,
no fue,
ni será
amigo.
Ilusos.
Uno prefirió el futuro,
El otro
se volvió
historia.

IV
De noche
lo que uno piensa
no dice
y luego entinta
cobra más sentido.
El silencio abruma.
Primero, quiero decir
que la noche ya no es tuya.
O al menos, no lo era.
Hasta hoy.
“¿Sigues aquí?”
A lo lejos se escucha.
No hay respuesta.
Te pienso.
Al menos
provocas
inspiración.
Al menos
provocas
palabras.

V
Eres del resto y lo que sobra.
Eres inspiración eterna.
Te ruego, dos puntos.
No te entintes, pluma.
La oscuridad no tiene dueño.
Un placer haberle temido.
Hui.
“¿Se considera huir cuando realmente no perteneciste?” – Preguntas.
Lo siento, yo tampoco sé
en qué momento dejé de ser una
y me convertí en la otra.
Todavía me queda la certeza
de seguir sintiendo.

VI
Tú.
Siempre has sido tú.
¿Por qué?
Dejémoslo así.
En suspenso,
sin respuesta
y a decisión propia del lector.
Si es que hay y no huye.
Te repito:
Es mera coincidencia
que te me cruces por el alma
y me den ganas de escribir.
Me siento diferente.
No te culpo.
Algunas palabras
ya estaban vacías desde antes.
Y las promesas,
esas siempre han estado así.
Rotas.

VII
La última vez que dije
“Te quiero”
Fue de verdad.
Ahora todo
va muy rápido.
Y las pausas no existen.
Se esfumaron.
Se volvieron invisibles,
Como tú.
Aquí siempre te encontré.
Te pensé.
Te sentí.
Te quise.
Pasado.
El tiempo conjugó la historia.
Le puso tilde y te dejó ir.
Por fin,
puedo terminar de escribir algo
y sentir
que no faltó
decir
absolutamente nada.


VIII

“Adiós”.